No siempre lo que queremos hacer, nuestras ideas, gustos, comportamiento o decisiones es del agrado de otras personas, o no son bien comprendidas o apreciadas por los demás.
Es aquí cuando muchas veces elegimos lo que creemos, donde están nuestros valores y dejamos el miedo a un lado para seguir adelante hacia lo que nos hace felices o creemos que es lo correcto. Y de esta forma expresamos nuestra valentía o somos valientes.
Esto no quiere decir que todo lo que a nosotros nos parece adecuado sea lo más apropiado en cualquier situación o contexto. Antes de empezar o continuar con nuestro propósito debemos reflexionar un poco acerca de ello de tal forma que el bienestar de todos los que conformamos un lugar o espacio en común se vea igualmente beneficiado.
Por otro lado, hacer valer o respetar nuestro derecho de expresarnos a nuestro gusto, dar nuestra opinión, no estar de acuerdo con otras personas, elegir nuestra propia opción de ser felices (siempre y cuando no perjudique demasiado al resto) tiene que estar siempre presente al momento de decidir.
Es normal sentir temor o cierta inseguridad en algunas ocasiones por nerviosismo, miedo al rechazo, a la no aceptación, no saber cómo decirlo mediante palabras o gestos, pero debemos sacar fuerzas, tenernos confianza, naturalidad y atrevernos.
Como ya lo dije más arriba, también hay que ser precavidos, tomar ciertos riesgos sin que esto nos ponga en una situación muy complicada o que se vea afectada nuestra persona y la de otros. Lograr la felicidad de los distintos integrantes siempre hay que considerarla para tener mejor éxito.
La valentía es una cualidad que todos podemos desarrollarla, practicarla y perfeccionarla con optimismo, seguridad, aprendizaje continuo para el logro de nuestros distintos objetivos que tengamos en la vida a nivel personal, sentimental, académico, laboral, familiar, salud, etcétera.
A triunfar
Publicar un comentario